A diferencia de sus predecesores, los coches actuales están diseñados para envejecer más lentamente. Los cambios estacionales del condensador, los puntos del interruptor y las bujías, y los peligros de la oxidación de la carrocería son cosa del pasado. Los puntos y el condensador han sido sustituidos por el encendido electrónico y muchas bujías pueden durar más de 150.000 kilómetros.
Las garantías de 3 a 6 años contra el óxido y los chasis, las suspensiones y, en algunos casos, las transmisiones de larga duración han mejorado la fiabilidad de forma tan significativa que, con un mantenimiento regular, la mayoría de los coches de último modelo pueden durar entre 200.000 y 300.000 kilómetros. ¡Conoce todo sobre los motores de segunda mano visitando esta web!
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Un mantenimiento regular
Ese es el mantra mágico para que tu coche dure más. Afortunadamente, vivimos en una parte del mundo en la que el DFY (Done For You) es más la norma que el DIY (Do It Yourself). Esto es especialmente cierto cuando se trata del mantenimiento del coche. Los centros de servicio fácilmente accesibles, los garajes, la asistencia en carretera e incluso el recientemente introducido servicio de entrega de gasolina en los EAU facilitan mucho el cuidado del coche a los conductores.
Dicho esto, la ventaja de mantener el coche en condiciones de circular recae en última instancia en usted, el conductor. Además de llevar el coche al taller a intervalos regulares, he aquí algunas sencillas comprobaciones y medidas periódicas que debería seguir.
Comprobar el aceite del motor
Se recomienda una revisión mensual para los vehículos en buen estado. Si necesitas rellenar el aceite de forma rutinaria o detectas una fuga de aceite, haz que lo revisen y lo arreglen lo antes posible.
Compruebe la presión de los neumáticos
El cuidado y el mantenimiento adecuados de los neumáticos desempeñan un papel importante en el rendimiento general de su vehículo. Mantener la presión adecuada de los neumáticos ahorra dinero: los neumáticos con la presión correcta duran más y consumen menos.
Y lo que es más importante, la presión correcta de los neumáticos salva vidas. Unos neumáticos mal inflados (por exceso o por defecto) no se comportan ni se detienen como es debido y pueden aumentar las posibilidades de sufrir un pinchazo. A alta velocidad, esto podría ser fatal.
Cada mes, y sobre todo antes de un viaje largo por carretera, comprueba la presión de inflado de todos los neumáticos, incluido el de repuesto, utilizando un manómetro preciso. Lo mejor es hacerlo cuando los neumáticos están fríos, antes de conducir o después de haber recorrido no más de un par de kilómetros. La presión debe basarse en la recomendada por el fabricante del coche, y no en la que figura en el flanco del neumático. Esta información debería encontrarse en una pegatina en el marco de la puerta delantera, en el manual del propietario o en la guantera.
Comprueba también si los neumáticos presentan un desgaste inusual o desigual, cortes o abultamientos en los flancos.
Lava el coche
Un parabrisas sucio es un peligro para la seguridad, ya que impide la visión de la carretera y es ilegal en la mayoría de los países. Además del lavado diario o semanal, limpie los guardabarros y los bajos del coche para eliminar la acumulación de suciedad, sal o arena. Si las gotas de agua se vuelven más grandes que un pequeño botón, es una indicación de que necesita encerar el acabado
Cambie el aceite y el filtro periódicamente
Para la mayoría de los coches que se conducen en condiciones normales, se recomienda un cambio de aceite y filtro del motor cada 12.000 kilómetros o seis meses, lo que ocurra primero. Para una conducción «severa», con frecuentes viajes cortos o en condiciones de polvo, el intervalo recomendado debería ser la mitad de ese tiempo: 6.000 kilómetros o 3 meses. Los motores diesel y los turboalimentados también pueden necesitar cambios de aceite más frecuentes. En el manual del usuario encontrará los intervalos específicos para su coche.